Mucho hemos hablado sobre las llamadas Streaming Wars y cómo Netflix las lidera con un paso arrollador que lo convierte, más que en el rival a vencer, en el referente para todas las plataformas. Después de todo, el sistema puede presumir un dominio absoluto en el número de suscriptores, pero también en el desarrollo tecnológico con su famoso algoritmo y en la producción de contenidos originales de alta calidad que le han puesto realmente cerca del codiciado Oscar. Por esto y más, la sorpresa fue mayor cuando se anunció que el gigante había perdido cerca de 200 mil suscriptores, siendo ésta la primera baja en toda su historia, lo que desembocó en una caída en picada de sus acciones en un 37%. Su punto más bajo desde 2018.
El dramatismo aumenta porque es el segundo gran golpe que sufre Netflix en apenas unos meses. Esto recordando que apenas en enero padeció una caída del 20%, lo que en conjunto ha provocado que la compañía pierda dos tercios de su valor en apenas un semestre. Es por esto que las alarmas no dejan de sonar en todos los sectores de la industria del entretenimiento, incluso entre el propio público, ante la posibilidad de que la era Netflix se acerque a su fin.
La preocupación aumenta todavía más si consideramos que la plataforma fue una de las pocas empresas que prosperaron durante el 2020 con un aumento en su número de suscriptores que alcanzaron los 195 millones y que resultó en un aumento del 60% en las acciones.
Por esto mismo Netflix ha empezado a trabajar en una estrategia para que una caída de este tipo no se repita o en el peor de los casos, no suceda de una manera tan pronunciada. Sus decisiones serán seguidas muy de cerca por la competencia que seguramente recurrirá a ellas como fuente de inspiración para evitar tropezones similares.
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